Obama, mi fe y yo

No suelo mezclar churras con merinas. Lo que escribo en un foro no lo traspaso al blog, ni suelo aludir a mis posts en otras partes. Aún no sé en qué género encaja exactamente esta ensalada íntima de mentirijillas y verdades que es Ana Chévere, pero sí sé que no es una columna de opinión. Sin comerlo ni beberlo ha adquirido un tono propio, cierto equilibrio frágil que temo romper si me pongo vehemente.

Hoy voy a hacer una excepción y un flashback, las dos cosas a la vez.  Hace doce años, cuando la mayor de mis sobrinos era un bebé, solía cuidarla algunos sábados por la noche.  Después salía por ahí. A las doce o la una, cuando por fin me reunía con ellos, mis amigos me llevaban ya dos o tres copas de ventaja, una especie de jet lag que nos condenaba a no entendernos en toda la noche. Yo los miraba desde la segunda hilera de butacas de un cine imaginario, demasiado sobria para participar. Era divertido, pero también inquietante, verlos reírse de cosas sin gracia, enredarse en sus propios pies, arrastrar las palabras. Daban repelús y envidia, pero la envidia ganaba la partida, así que me apresuraba a pedir un vodka con limón para librarme cuanto antes de mi lucidez.

Tengo una sensación parecida desde que ganó Barack Obama. De haber podido, yo también le habría votado, pero la euforia colectiva, el champán, las lágrimas, las fotos de su abuela y de sus primas, su rostro a tamaño gigante en el Fòrum de Barcelona… son cosas que me descolocan.

Hoy he escrito más o menos esto en un hilo de una lista de correo:

Tal vez me esté pasando de escéptica, pero yo creo que idealizamos. El discurso de Obama es bonito, como era bonito el vídeo de su campaña («You can, etc…»), pero no los ha escrito él, sino un buen creativo publicitario. Me sale la deformación profesional, lo siento. Él ha supervisado el resultado y le ha dado el OK, por supuesto, pero sus razones para elegir un tipo de comunicación u otro pueden ser variadas. Tal vez esas palabras expresen sus sentimientos, o puede que respondan a lo que él y sus asesores creen que la gente quiere oír. Probablemente haya una mezcla.

Está guay que sea negro (o mejor aún, mestizo), que sea demócrata, que no le dé por el fundamentalismo religioso, que haya trabajado como voluntario en el tercer mundo y, si me apuras, que sea guapo… que desde Kennedy y Suárez se echan en falta políticos que nos alegren la vista, y cuando asesinaron al primero, servidora ni siquiera había nacido. Mola que haya movilizado a millones de voluntarios y todo eso. A mí también me cae mejor que Palin, McCain y Hillary Clinton. Me alegro de que haya ganado, nadie echará de menos al caratonto de Bush Junior ni a sus peligrosos secuaces neocon. Pero tampoco nos dejemos embelesar. Barack Obama no es el John Doe de la peli de Frank Capra: la casa de 1.6 millones de dólares donde vive no la consiguió defendiendo a desheredados en su bufete…

Aún no sé si mi simpatía se debe a su honestidad, a su magnífica dentadura o a su excelente campaña de imagen. Lo comprobaré cuando empiece a gobernar, espero no decepcionarme. Que la revista Elle dedique un reportaje a sus trajes y corbatas da qué pensar. Y es difícil llegar tan alto sin pactar con la gente adecuada o sin cadáveres en el armario, sólo espero que él tenga menos que los demás…

En fin, que estoy como santo Tomás, yo también quiero creer, pero antes quiero ver el milagro.

Y al darle al botón de «enviar» me he quedado algo abatida. He ido a la cocina, he abierto la nevera, la he vuelto a cerrar, he arrastrado los pies hasta el baño, me he quitado un pelo, me he mirado al espejo sin reconocerme. Porque a los veinte años, en un caso así, no me habría quedado mirando. Habría aplaudido con todas mis fuerzas. Habría saltado a la calle, como todos, a emborracharme de esperanza. ¿Qué me ha pasado? ¿De dónde ha salido esta pata de gallo? Y, lo más importante de todo, ¿se quitará con mi gel de contorno de ojos?

15 Respuestas to “Obama, mi fe y yo”


  1. 1 Elena 6 noviembre, 2008 a las 10:40 pm

    Ana, te he leído en ambos sitios y, aunque no soy muy activa en estas cosas, me había quedado con ganas de contestarte antes… Ahora que leo tu hábil cruce entre churras y merinas, no puedo dejar de hacerlo. Es que yo también he vivido muchas veces la experiencia de salir después de hacer de canguro, con mi abuela en lugar de con una sobrina, pero viene a ser lo mismo; pero sobre todo, también me siento muy escéptica en cuanto a cualquier político / partido / victoria electoral, por definición…

  2. 2 Mameluco 7 noviembre, 2008 a las 1:30 am

    El entusiasmo es una sensación extraña.
    Obama a mí no me entusiasma.
    Me alegro de que se vaya Bush eso si, pero sobre todo me alegro de verla por aquí otra vez.
    La realidad escasamente ofrece cambios enteremente satisfactorios. Le hablo a escala global.

    Yo como soy abstemio siempre tengo ese jet lag, y he aprendido a vivir con él.
    Por eso quizás sea tan pesado. De juntarme con borrachos estando perfectamente sereno. O quizás solo sea eso, que soy pesado, jeje.

    A ver si le vemos más el pelo.

  3. 3 Toni 7 noviembre, 2008 a las 5:35 am

    Me alegro profundamente de tu vuelta al blog. Me imagino que habrás estado ocupada o desmotivada, o ambas cosas. Este es mi primer comentario, pero la verdad es que he leído todas tus historias con auténtica devoción porque tus palabras tienen auténtica magia y un aire cotidiano que consiguen que me identifique con ellas, algo muy importante a la hora de comunicar.

    Yo también soy periodista, y desde hace unos días emprendí por fin mi propia aventura bloguera. Se me había resistido mucho, más que nada por el miedo a decepcionar a los demás. Con el tiempo he comprendido que el blog tengo que escribirlo para mí, como un medio de reflexión, un diálogo conmigo mismo. Si de ello participan otras personas, bienvenidas sean sus opiniones, favorables o críticas.

    Escribo este comentario porque justo hoy mismo, en pleno insomnio, he sentido la necesidad de hablar sobre cómo me sentía yo ante el fenómeno Obama. En mi faceta profesional, la política internacional ha sido una parte muy importante. Supongo que por eso no he podido evitar echar la vista atrás, tal vez para adquirir una cierta perspectiva, a la hora de analizar la euforia que acompaña ahora al electo presidente de los EEUU.

    Me ha sorprendido mucho ver que coincidimos en muchos aspectos de nuestras valoraciones sobre Obama. Sobre todo en el hecho de que siendo más jóvenes habríamos salido a la calle a celebrarlo, pero que ahora somos presa de un escepticismo implacable que nos impide dejarnos llevar por ninguna clase de emoción. Puede que sea deformación profesional, o desconfianza crónica en los políticos, pero el único alivio que siento, al igual que Mameluco, es que Bush se larga en dos meses para no volver.

    Coincido también con Mameluco en lo de pedir/exigir más posts, aunque sean o parezcan auténticas estupideces. Eres una inspiración para tus lectores, no les abandones ^_^

  4. 4 Ana Chévere 7 noviembre, 2008 a las 10:32 pm

    Hola, Elena, ¡increíble que lo hayas leído dos veces! Salir después de hacer de canguro de una abuela no es lo mismo, es peor. Si está enferma de verdad, se te queda un regusto a tristeza que no se va ni con los cubatas… todavía más difícil conectar con el ambientillo de fiesta.

    Mameluco, yo sí que me alegro de encontrarle por aquí nada más volver… 🙂

    Toni, me has dejado sin habla. Y me has calado muy bien… me refiero a lo de la mezcla de inseguridad y desmotivación. Podría alegar falta de tiempo y no sería mentira, pero en el fondo sé que cuando una se muere por escribir, le roba horas al sueño si hace falta. Gracias por tus palabras. Bueno, gracias a los tres… vaya cuarteto de escépticos estamos hechos.
    Voy a echarle una ojeada a ese blog…

  5. 5 Anchiano 8 noviembre, 2008 a las 3:53 pm

    Pero peor presidente que Bush Jr. no puede ser, eso que llevamos ganado. Hay que ser positivo, ¿no?

  6. 6 Ana Chévere 8 noviembre, 2008 a las 8:14 pm

    Tienes razón, Anchiano, soy un poco ceniza ;-). Yo también me alegro del cambio, y de que se haya roto una absurda frontera racial. Es sólo que no me siento como si hubiera llegado un mesías, y a ratos tengo la impresión de que mucha gente sí. Pero pinta mucho mejor que Bush, eso no puedo negarlo.

  7. 7 oshimatoti 9 noviembre, 2008 a las 10:50 pm

    Saludos Ana…
    Si bien es cierto que rodea a la figura de Obama un halo atrayente, me gustaria que el tiempo le fuera dejando en su sitio y se viera hasta que punto es producto o es realmente diferente.
    Coincido con Mameluco en que es importante que se vaya el memo, hijo del otro caradura, pero el listón es tan bajo ahora que las brasas son mejores que el propio fuego…

  8. 8 Sandra 11 noviembre, 2008 a las 2:24 pm

    Hola Elena,

    Llegué a tu blog por pura casualidad, buscando no sé qué cosa. Creo que lo del escepticismo crónico se puede volver contraproducente. Una buena cantidad es muy buena porque nos moviliza, pero no creo que hay que excederse. Yo misma debería seguir mi propio consejo…ya tengo 27…
    Solo quería comentarte que me gustó tu blog. Estoy de acuerdo en que Obama es mestizo. No termino de entender esa costumbre gringa de llamar negros a todos los que tengan un ápice de negros así ya sean mestizos…En fin, lo digo porque en Colombia lo que vendría a ser negro en EEUU es mulato, mestizo, etc.
    Bueno, ya no profundizo más en una apreciación que se queda en un nivel más superficial que lo que originalmente el post quería tratar.Saludos desde Francia!

  9. 9 Ana Chévere 11 noviembre, 2008 a las 2:34 pm

    Hola Sandra, bienvenida.

    No sé si le hablas a Elena, a mí o a las dos… supongo que tampoco importa demasiado, ya que ambas nos hemos contagiado de ese escepticismo crónico contra el que adviertes 🙂

    No te falta razón: dudar es sano, pero para cambiar las cosas que no nos gustan, también es necesario creer, y eso vale tanto para la vida privada como para los cambios a gran escala. Será cuestión de encontrarle el punto justo, como a los guisos… 😉

  10. 10 Toni 12 noviembre, 2008 a las 1:20 pm

    Sobre el término «mestizo», la verdad es que cada vez se utiliza menos porque se le ha concedido una connotación racista al considerar que proviene de la estructura social impuesta por los españoles durante la colonización de América. Para referirse a un descendiente de negros y blancos, el término más aceptado en la actualidad es «mulato», quedando «mestizo» como referencia en desuso o circunscrito casi en exclusiva a la mezcla entre nativos americanos y blancos europeos.

    En el caso de Obama, la insistencia de los medios en referirse a él con el eufemismo «afroamericano» es tal vez un buen síntoma de lo que está suponiendo su elección para los EEUU, y en especial para la población negra del país: una suerte de redención tras más de dos siglos de injusticias y esclavitud.

  11. 11 Andrés 26 noviembre, 2008 a las 6:42 pm

    Yo tengo 26 todavía y el escepticismo es casi mi bandera. ¿Qué me pasa? ¿No he tenido juventud? ¿Acabaré persiguiendo universitarias cuando tenga 50 (años, no universitarias)?
    A mí también me parece Obama un ‘mal menor’, pero sólo eso, ni mucho menos el mesías que nos han querido vender. Y ya que mencionas a Kennedy, estoy convencido de que, de no haber sido asesinado, también nos habría acabado dando motivos para ser juzgado en un tribunal internacional, como el resto de sus homólogos.

  12. 12 Ana Chévere 28 noviembre, 2008 a las 4:37 am

    A las universitarias persíguelas ahora, Andrés, que a los cincuenta no te harán ni caso…

  13. 13 cinthya triana haro. 17 febrero, 2009 a las 8:01 pm

    comentario.

    gracias por tu colaboracion.

  14. 14 Ana Chévere 19 abril, 2009 a las 5:48 pm

    Hola Cinthya, no recuerdo cuál fue esa colaboración que agradeces… De todos modos, bienvenida. En otra ocasión tal vez te apetezca ser menos escueta 🙂


  1. 1 Pronombres posesivos « Ana Chévere Trackback en 28 noviembre, 2008 a las 4:24 am

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