Pronombres posesivos

Creí durante mucho tiempo aquello de que amar no tiene nada que ver con poseer. Una es capaz de tragarse ésta y otras muchas chorradas. Por más que me hiciera la dura con Obama, en realidad soy bastante crédula, y las tonterías que suenan bien son las más difíciles de desenmascarar. Hay bellas mentiras que se han convertido en best-sellers. «Ama a tu prójimo como a ti mismo» es otra de ellas.

No me malinterpretéis. No estoy justificando a la gente que elige el vestuario y las amistades de su pareja, ni a los padres que programan desde la cuna cada minuto de la vida de sus hijos. No defiendo a maltratadores. Pero no decimos mi hija, mi madre, mi amigo, mi novio por casualidad. El error está en pensar que poseer es siempre un acto egoísta, agresivo y excluyente. No hace falta ver un royalty para que una canción sea tuya. O mejor aún, vuestra.

No sé qué clase de orgía sería el mundo si nos amáramos unos a otros, ni lo sabré, porque no se puede amar a la gente. Como mucho, uno puede amar a su gente. No importa lo desinteresados que seamos: a la gente en general se la puede respetar, se la puede ayudar, se la puede tratar con bondad, amabilidad y justicia, pero sólo se les puede amar de uno en uno. Y sólo cuando les hemos robado una parte de sí mismos, cuando su mirada, o sus chistes, o su forma de rascarse la oreja son un poco nuestros.

Eso fue lo que no entendió Eisenstein, y por eso ahora todas las pelis son yanquis en vez de rusas. Eisenstein, para quien no lo sepa, fue el mejor y el más equivocado de los cineastas soviéticos. Él no quería héroes en sus películas. Como sus historias trataban sobre el sufrimiento del pueblo ruso, opinaba que todo el pueblo ruso merecía ser protagonista, y tenía razón. Pero nadie puede enamorarse del pueblo ruso. Es mucho más fácil enamorarse de Ingrid Bergman.

Estamos condenados a ver el mundo desde el centro de nuestro ombligo. Menos mal que a veces las vistas son maravillosas. Esta noche hay algo mío surcandavion44o el Atlántico.

Es un libro que he comprado por internet. Ni siquiera tiene un gran valor sentimental, sólo es bibliografía que necesito para un artículo. Pero me tiene en vilo desde ayer, cuando supe que acababa de abandonar Hamilton, en New Jersey, camino de mi casa. Dos horas más tarde estaba en Philadelphia. Por lo que a mí respecta, Philadelphia hasta hoy era una marca de queso y Hamilton empezó a existir a las 20:17 del 26 de noviembre, hora local. Pero el libro me obsesiona. Consulto cada dos horas la web de UPS, como haría una madre preocupada. Sigo sus peripecias: el escaneo de salida, el escaneo de exportación… Me sorprendo a mí misma haciendo planes para recogerlo en el aeropuerto, como si se tratara de un pariente y no de un paquete. Casi todas las cosas que poseo, casi todas las que tienen etiqueta, vinieron de lugares tan lejanos como Hamilton, New Jersey: Taiwan, India, Bangladesh. Pero entonces aún no nos conocíamos, todavía no eran mías, y el libro sí.

Esta tarde, mientras trabajaba, he sintonizado una emisora de música clásica de Connecticut, otro lugar ficticio. Hacia las seis de la tarde el locutor ha anunciado alegremente que era mediodía. Mientras la ventana de mi despacho se iba oscureciendo, las calles de Hartford, Connecticut se han llenado de luz y autobuses y floristerías. Una carretera con líneas amarillas se ha puesto a serpentear hacia el suroeste, y al cabo de tres horas ha llegado a Philadelphia. Allí ha hecho brotar un museo, un acuario, varias bibliotecas, montones de bocas de metro, un sinfín de escaleras de incendios, el Franklin Institute y un hangar de donde ha despegado un avión de carga con dos tripulantes, un termo de café y mi libro envuelto en cartón.

19 Respuestas to “Pronombres posesivos”


  1. 1 Mameluco 28 noviembre, 2008 a las 9:23 pm

    La propiedad privada no es un robo. Lo que es un robo es que nos la roben los que nos dicen que no es un robo. Parece un silogismo. El amor es posesión, porque hay sentimientos que son de alguien. Tuyos, míos, de quien sea. Igual pasa con la amistad. Y con el odio. MIS odios son míos. Son mi tesoro. Eisenstein era un gran tipo. (Soportar a Stalin le tuvo entretenido) A mi me cae muy bien Vakulinchuk (no sé si se escribe así). Por él se formo la rebelión en Potemkin y por eso se hizo la peli 20 años después. Pero no podemos poseer en muestra mente al pueblo ruso. Por eso yo me acuerdo del mártir unitario que se quejó por la carne podrida. Yo tenía esa foto suya en mi carpeta en el instituto. Era un friki, claro. Pero yo le tenía aprecio, era mi foto de Sergei Mijailovich.
    Los quereres son algunas veces como Connecticut. Etéreos. No los has visto, no los has tocado, no los has olido, pero están ahí. Usted está ahí, donde quiera que esté, Ana Chévere y yo, Mameluco, estoy aquí, en un pueblo que para usted es tan inexistente como Hartford, lo que pasa que aquí ya ha oscurecido, pero el aprecio por sus escritos y por usted es mío. Es un pronombre posesivo y mucho más que eso. ¿Es magia? ¡No, hostias! Solo comunicación entre personas. Personas posesivas.

  2. 2 Andrés 29 noviembre, 2008 a las 4:00 am

    Parece un juego de palabras, pero al fin y al cabo ‘privado’ no es sino el participio de privar. Es decir, lo que me quedo yo deja de estar a disposición de los demás, se lo quito. En cambio, la palabra propiedad parece más inocente, como si no acabase de decantarse nunca hacia lo privado o, más que público, común. Bah, será una tontería, será que no son horas de ponerse a jugar con las palabras. Será que como uno no se adueña jamás de ellas por completo, acaba por enamorarse platónicamente.

  3. 3 Ana Chévere 30 noviembre, 2008 a las 4:22 am

    Chicos, qué pedazo de comentarios. Leí no sé dónde que la calidad de un blog se mide por la de sus comentaristas. Puede que sólo sea otra de esas bobadas convincentes, pero a mí, en este caso, me interesa creérmela, porque dejáis auténticas perlas.

    Creo que ni siquiera en la facultad de audiovisuales conocí a nadie que llevara a Eisenstein en la carpeta, Mameluco. Yo descubrí esa foto el otro día y me sorprendió, estaba acostumbrada a verlo más mayor y con menos cara de loco. Es increíble cómo mira los fotogramas. Supongo que para hacer algo genial es preciso obsesionarse. Una vez conocí a un peluquero que ponía la misma cara mientras cortaba el pelo. Antes de ver el resultado, ya sabía que iba a convertirse en mi peluquero favorito…

    A mí también me pasan esas cosas con las palabras, Andrés. Me temo que no tiene cura. 🙂

  4. 4 Raza Becaria 3 diciembre, 2008 a las 8:49 pm

    Hola, he llegado aquí porque estabas en el blogroll de Mameluco. Me ha gustado este artículo, lo del libro es totalmente normal, eso de poder rastrear el camino de las compras por internet es súper emocionante, jajaja.

  5. 5 Marcos Blanco 13 diciembre, 2008 a las 7:37 pm

    Con mi cafecito con leche en la mano y mi (en este caso, pronombres posesivos que aparecen por la intensidad con la que siento a estos sustantivos) disco preferido de los últimos discos (‘Un día en el mundo’ de Vetusta Morla) convierto este momento de lectura en mi instante preferido de un sábado vespertino un tanto gris y lluvioso. Bonita, reflexión, Ana. A mí me enerva quien comienza cada comentario en una tertulia con ‘a mí una vez…’. Ahhhhhh! Y hablando de posesiones, de esas personas, cosas o sentimientos que hacemos nuestros, hasta dónde es necesario u obligatorio mencionar el ‘quién dijo’ cuando mencionas una idea que has escuchado, leído o captado de otra parte? Es un decir…

  6. 6 Marcos Blanco 13 diciembre, 2008 a las 7:39 pm

    Quiero dec ir, hasta dónde puedes poseer una idea u opinión que antes de estar dentro de tí estuvo en otra parte, de dónde la sacaste para hacerla tuya?

  7. 7 Claudia 20 diciembre, 2008 a las 1:54 am

    Llegué a tu blog por lo de la fobia a los botones que escribiste: comparto muchas ideas contigo. También aborrezco esos botones transparentes pequeños y los de las camisas. Pero no tiene nada que ver con esto. Muy interesantes tus artículos!!! Ya escribiré en mi blog algo de los botones para que me apoyes, jajaja.
    Saludos

  8. 9 Claudia 20 diciembre, 2008 a las 1:58 am

    Mi blog es de artes… olvidé mencionarlo. Soy artista.

  9. 10 Claudia 20 diciembre, 2008 a las 2:09 am

    La posesión y el amor son conceptos inseparables. Egoísmo? tal vez, pero nada dañino. Y mientras más grande es el amor, más tuyo sientes aquello sobre lo que tu amor recae. Esto de los pronombres posesivos es algo sabio e inherente a la condición de los apasionados. Lo mío, me hace individuo y he ahí su gran valor.

  10. 11 mobesse 27 enero, 2009 a las 8:11 pm

    Yo también he llegado a través de Mameluco.
    Quería decir algo, no para subir la calidad del blog (¡egonucleolismo!), sino porque la propiedad privada es un asunto perverso. Tiene que ver con algo muy muy nuestro (de cada uno, singularmente) que, simplemente, es una mentira. No puedo explicarlo así, en un comentario.

    Descubro este blog. Miro la cabecera. Recelo (hay tanta… y soy yo tan…) Comienzo a leer. Sin querer, sigo leyendo; hasta que se interrumpe y descubro que sí, quiero. Quiero seguir leyendo. descubro algo (¿conscientemente?) que reconozco (gestos familiares, el olor de mi madre, no sé) y ¡lo nomino! Proyecto sobre él toda mi mobessitud y lo quiero, lo amo, es mi blog amor. Es mío.

    En realidad no paro de quererme. ¿Los sentimientos? Alguien que me dijo una vez que los sentimientos son lo menos nuestro que tenemos. Lo pensé. Piénsenlo.

    Yo soy el propietario. ¿Lo soy acaso, acaso, de mis pensamientos? ¿Soy el dueño de todo lo aprendido?

    También he oído decir que el propietario es el único que no puede disfrutar de lo poseído. He comprobado en algunas ocasiones que es
    completamente cierto. Desgraciadamente suele ocurrir entre parejas.

    Saludos y amor

  11. 12 Carol Blenk 9 marzo, 2009 a las 6:58 pm

    Me ha encantado el recorrido de tu libro misterioso. Y lo has narrado tan bien que incluso lo he podido imaginar y seguir su ruta en el pensamiento.

    Los posesivos, depende de cómo y de quién los use, son una maravilla. Jamás olvidaré la primera vez que le dije a alguien algo así como «soy tuya» (y no lo hacía en el plan sexual, sino en un sentido más profundo, no sé si me explico)

    Un beso, sigo tus pistas 🙂

    • 13 Ana Chévere 19 abril, 2009 a las 5:37 pm

      Carol: Muchas gracias, detective rubia, a mí también me ha encantado verte por aquí 🙂 Hace tiempo que no te leo, la realidad me ha tenido secuestrada, pero ya tengo ganas de volver a mis lugares favoritos, y tu blog es uno de ellos.

      Albert: aunque finalmente contactamos vía Facebook, tenía pendiente responderte por aquí. Tomo nota de la crítica, en realidad es un pecado que no actualice el blog, sobre todo teniendo en cuenta que cuando dejo de ser Ana Chévere me dedico, entre otras tareas, a editar blogs profesionales. Aquí hago todo lo que no se debe hacer: escribir posts largos, actualizar tarde, inventarme categorías aleatorias, pasar olímpicamente del posicionamiento SEO… Mi única excusa para todo ello es que éste es el lugar donde me quito los zapatos, me aflojo el cinturón y pongo los pies encima de la mesa. Un sitio donde puedo pasearme en bragas o beber leche directamente del tetra-brik. Algo parecido a mi casa, vamos ;-).

  12. 14 egoitz 3 abril, 2009 a las 10:23 pm

    Hola…
    Creo que definitivamente no hago un buen uso de internet… Había perdido tu pista, por dejadez, por «negligencia socio-afectiva»… por razones extrañas que en todo caso no sirven para justificar nada.
    A raíz de un email que he recibido tuyo me he acordado de tu blog, he entrado y he leído «pronombres posesivos» y las respuestas de Mameluco y Andrés. Joder… tengo que agregar esto a «favoritos»…
    Y eso he hecho; he estado mirando en qué carpeta podría encajar mejor y … te he metido en una que llamé «Agenda y servicios».
    Muy fuerte.
    Respecto a TU artículo… me ha encantado, a veces da la sensación de que lo que sentimos más nuestro (una serie, un libro, un actor, un amigo…) son objetos y personas que nos hacen sentir bien, que conectan con algo de nuestro interior, que nos reafirman en quién y cómo somos… Hay algo de narcisista en esto, pero lo veo como algo positivo, necesario: segurmente alguien deprimido no tiene el sentimiento de poseer nada ni a nadie. En todo caso realmente son ellos los que nos poseen, los que guian nuestra atención, pensamientos, sentimientos, ilusiones… (y nosotros encantados, claro)
    Besos

    • 15 Ana Chévere 19 abril, 2009 a las 5:08 pm

      Para dejadez la mía, Egoitz, que hacía más de un mes que no pasaba por aquí. Me alegra que te gustara. Y encantada de que me consideres un servicio ;-). Como agenda más te vale no utilizarme, a no ser que quieras llegar tarde a todas partes. Y… viva el narcisismo bien entendido. Besos para ti también 🙂

  13. 16 claudia 28 diciembre, 2011 a las 3:22 pm

    Ana, ¿ya no escribes en tu blog? ¿tienes uno nuevo? Me quedè en «Identidades». Creo que represento a màs personas si te pido que revivas el blog. Si no por nosotros, tus lectores, hazlo por el narcisismo del que hablabas en el comentario anterior (y que conste que dijiste «narcicismo bien entendido», porque no es lo mismo). Saludos

    • 17 Ana Chévere 14 noviembre, 2012 a las 7:06 pm

      ¡Gracias, Claudia, eres un cielo! Paradójicamente, ahora me gano la vida coordinando blogs, escribiendo en blogs, difundiendo contenidos en redes sociales… Incluso dando clases en las que ayudo a mis alumnos a crear su primer blog. Y en cambio ya no dedico tiempo a mi viejo blog personal, ¡soy una contradicción con patas!. Debería hacerlo, me sentaría de maravilla, pero me pasa como con la gimnasia… cachis. Un gran beso y muchas gracias por acordarte y pasar por aquí.

      • 18 claudia 14 noviembre, 2012 a las 8:43 pm

        Gracias por responder Ana. Ten por seguro que yo, y muchos otros lectores, estaremos esperando tu regreso. Por ahora, mucho éxito en todas tus labores, y un abrazo.


  1. 1 words that end in ing are called Trackback en 21 julio, 2021 a las 5:54 pm

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